domingo, 19 de enero de 2014

APNEA


Entre entrenamientos y comidas, Miguel sacó ganas para darnos unas nociones de Apnea, así que nos metimos en la piscina de su hotel. Nos codeamos con la crem de la crem, y recibimos unas clases gratis (pero no le digais a nadie que eran gratis) de uno de los mejores apneistas del Mundo.

El primer día de piscina fue muy bien, Pedro hizo tres minutos y medio y yo tres minutos bajo el agua. Las sensaciones fueron buenas, pero me costaba controlar el pánico cuando el cuerpo me empezaba a pedir que respirara. El experto nos explicó que el cuerpo detecta el exceso de CO2 en sangre, y esa es la señal que activa los mecanismos de alerta,  pero que no es una señal real de falta de oxígeno. En realidad de cada inspiración normal utilizamos un pequeño porcentaje del oxigeno que entra en nuestros pulmones. Pero aun  y así, mientras yo me repetía “Cálmate, que en realidad no te falta oxigeno” me ponía nerviosa igual y me probocaba convulsiones de diafragma. Miguel me hizo algunos ejercicios de relajación bajo el agua que me ayudarón mucho, y fue gracias a ellos que hice un tiempo tan bueno en mi primera estática.

Pero el día que fuimos a probar apnea de profundidad, mi miedo salió victorioso.
Fuimos a una plataforma que se intaló en Tulambén para la la competición que se celebró allí este año, organizada por Apnea Bali. Fue en este centro donde, por deferencia a su amigo Miguel, nos prestaron todo el equipo que necesitábamos para nuestro bautizo. En el mar, despues de varios intentos, y a pesar de que el maestro se dedicaba a hacer el payaso debajo del agua para ver si me relajaba, sólo conseguí bajar a 10 metros. No conseguia dominar las emociones y comenzaba la ascensión antes de tiempo, y siempre me daba cuenta a mitad de camino de la superficie. “Otra vez te sobra aire” me decia a mi misma“Podías haber bajado más”. A pesar de esto, le estoy muy agradecida a Miguel Lozano por dedicarnos su tiempo y su paciencia, y por picarme el gusanillo del autocontrol. Creo que tendré que que hacer unas cuantas sesiones más de piscina antes de volver a Bajar.

Cuando nosotros terminamos él comenzó su entrenamiento. Sus ejercicios consistieron en lo siguiente: Coger aire, bajar diez metros, soltar todo el aire, bajar entre cincuenta y sesenta metros, subir y quedarse tan pancho. Nos explicó que era para simular las reacciones corporales que se tienen cuando se baja a más de cien metros. Como podreis imaginar todo esto me pareció surralista después de mis dificultades para bajar diez metros. En fin. Si a alguien le interesa, Miguel da cursos de Apnea. La programación para los próximos meses es esta. Si quieres saber más puedes visitar su página aquí.

Y ahora una reflexión personal. En español, a la inmersión sin tanque de aire se le llama apnea. Yo conocía la apnea del sueño, enfermedad que se caracteriza porque dejas de respirar mientras duermes, lo que acarrea muchos problemas a quien lo padece, así que creo que tiene una connotación un poco fea. En inglés tiene un nombre mucho más bonito y evocador: buceo libre. Aunque la palabra Apnea tiene una musicalidad especial creo que me sentiria mejor haciendo buceo libre que apnea.

Gracias Palo.

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